miércoles, 9 de junio de 2010

¿Qué le pasó? (II)

Si recordamos un poco ella había entendido que era tiempo de parar con lo q estaba pasando dentro suyo y comenzar alejarse…

¿Lo hizo? No…

Ustedes, si es que hay alguien ahí leyendo esto, se preguntaran por qué… y yo les pregunto a ustedes, aun sabiendo q estoy probablemente arrojando una pregunta al aire, al infinito… el simple hecho de saber cuándo parar, ¿los detiene?… se detienen y se alejan de cosas que el noventa porcientos del tiempo les hace bien… seguramente a mi me costaría. Bueno a ella también le costó, cada vez que decía ya basta, algo lindo le sacaba una sonrisa y pensaba que un tiempo más no podía ser tan malo, menos si le hacía bien…
Asique como verán ahí estaba paradita ella, sabiendo el peligro interno de quedarse pero no pudiendo abandonar lo que mañana, tarde o noche sacaba en ella una sonrisa… quizás la única sonrisa del día.

Y sí, el tiempo cumplió su cometido, generó costumbre… así es, por ahora vamos a llamarlo costumbre. Costumbre de sentirse bien, a gusto. La costumbre es un arma de confusión infalible… le lleno la cabeza de preguntas, las preguntas jugaban a las escondidas allí, aparecían unas mientras otras se escondían, cruzaban de un lado a otro. No la dejaban en paz.

Cuantas contradicciones en el interior de su cabeza,… que difícil resulta mantener esto por un lado para que el actuar externo no se vea influenciado por este cumulo de sensaciones e interrogantes.

Lo que le pasaba a ella, seguro nos pase a muchos. Como es casi de esperar, todo iba “armoniosamente” bien mientras nada del exterior contradijera su confuso interior… pero ¿Qué le pasaba cuando algo desde afuera chocaba, aturdía o contrariaba su tierno acostumbramiento? Se imaginaran que nada muy bueno, porque seguramente la reacción posterior no podría ser muy bien controlada.

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