Quiero levantar mis barreras y dejar que hable mi ser, iba a decir mi corazón, pero en verdad no quisiera que hoy hable él. Yo sé las cosas que tiene para decirme, pero ya no me interesa; no me interesa mientras siga pareciendo un disco rayado “que siempre repite la misma canción”. El corazón está en un plano tan irreal, que hay cosas que no entiende; parecería que escucharlo es caer una y otra vez en las mismas trampas, en los mismos pozos, en los mismos abismos. Me di cuenta que no entiende que es olvidar, no sé si alguna vez tuvo la capacidad de hacerlo.
Por un momento la mirada, mi mirada va a ser fría, distante, esquiva. Porque la mirada es la vía de escape del corazón. ¿Nunca lo pensaron así? yo creo que nunca lo había hecho.
Fíjense que es difícil que una mirada mienta, podemos mentir con las palabras, pero la mirada no sabe mentir (igual que el corazón ¿no?). La mirada dice lo que evitamos o a veces ni siquiera sabemos decir con palabras. Es otro lenguaje, el del corazón.
La mirada nos trae el mundo a nuestra cabeza y le entrega al mundo nuestro corazón.
¿Será por eso que tantas veces evitamos las miradas? Resulta tan difícil que nos guie la cabeza cuando otros ojos nos poseen. Cuando digo “poseen”, me refiero al hecho de esa sensación que se tiene cuando mantenemos fija nuestra mirada en los ojos de otra persona, y al mismo tiempo esa persona mantiene fija su mirada en nuestros ojos. ¿Acaso no nos sentimos un poco extraños en esos momentos? ¿Un poco vulnerables?
En este momento mi corazón iba a decir muchas cosas, pero preferí ponerle una mordaza. Es que iba a hablar de que cuando está enamorado la mirada es el lenguaje más lindo para estar unido a esa persona, porque es un lenguaje único para esos dos seres.
Todo muy lindo, pero hoy no quiero hablar de eso. Preferiría hablar de realidades, cosas concretas.
…
Chan.
Pero ahora ¿cómo sigo? ¿Qué cosa son reales y no entra en juego el corazón? ¿Existe realidad sin sentimiento?
Quizás existan personas “racionalizadoras” por excelencia que sean capaces de escindir un algo de todo sentimentalismo posible. Pero la verdad, es que a mí me cuesta sobremanera encontrar un tema del cual hablar que no esté en algún punto embebido por los sentimientos, algo a lo que mi corazón no tenga acceso.
Podría hablar de proyectos, pero eso para mí sería hablar de aquello que planto como meta porque estimo que me hará feliz en el futuro, sino difícilmente lo cuente entre mis proyectos. No descarto que existen proyectos que no nos hacen muy felices en el presente, pero si nos mantenemos en ellos algo debe haber que nos haga sentir o pensar que en el futuro nos va a alegrar haber soportado la dificultad.
Lo siento, me parece que le voy a tener que sacar la mordaza a mi corazón coraza (diría Benedetti) porque, al menos yo, no sé vivir sin mi corazón (sin mis sentimientos) y aunque más de una vez sufrí por sus equivocaciones o porque aquellas cosas que dice a veces me duelen, es quien me permite sentir y vivir, y eso no lo quiero cambiar, eso no lo quiero perder.
Sé que no es fácil vivir a corazón abierto, tener en carne viva al corazón (Paz Martinez), pero sería muy triste tener el corazón callado.
La verdad es que elijo vivir sintiendo, acepto pagar el precio necesario por vivir “en un presente a puro sentimiento”