domingo, 1 de febrero de 2009

Luego del primer mes del año

Pasó el primer mes del año y me decidí a hacer un parate y pensar un poco.

Para muchos el 2008 fue un año bastante arrasador por decirlo de alguna manera. Muchos sentimos pasar sobre nosotros un gran tornado que se llevó un montón de cosas y debajo nuestro un gran terremoto que nos movilizó por completo. Fue un año donde seguramente aprendimos muchisimo, y si bien todo aprendizaje tiene su precio, lo que aprendimos durante ese año lo hicimos a un altísimo costo.

Cuando parecía que todo se encaminaba otra vez tropezábamos. Año agotador si los hay ¿no?

Así y todo creo que quienes hayamos podido transitar ese año con la cabeza lo suficientemente abierta como para entender que fue lo que pasó, qué era lo que teníamos que aprender; empezamos el 2009 con un optimismo y una postura distinta a otros comienzos de año. Pudimos aprender más de nosotros mismos, y proponernos este año conocernos todavía un poco más. Aprender a aprender a ser felices para poder brindar felicidad, a discernir que queremos realmente para nosotros, buscándole un sentido a nuestras vidas, proponernos metas firmes pero que se puedan cumplir. Quizás durante este año muchos vamos a estar un poco más centrados en nosotros mismos, pero no de manera egoísta, sino tratando de ser mejores personas, con más firmeza y entereza, para poder brindarnos a los demás estando mejor.

Esto que digo, no lo digo sólo porque yo lo siento así; sino que tanto en mi grupo de gente como en conversaciones con otras personas ajenas a mi entorno se planteaba constantemente el tema de lo movilizante y agotador que había sido el 2008, las ganas enorme que todos teníamos porque terminara, y la esperanza tremenda con que empezábamos el 2009.


Confío en que todas las dificultades que tuvimos que superar el año pasado nos enseñaron mucho, es el 2009 a mi entender el espacio que tenemos para demostrárnoslo y darle de alguna manera sentido a todo lo vivido.

Hace poco leí....

No es el hombre quién pregunta

¿Cuál es el sentido de la vida?

sino que es la vida la que le hace esa pregunta al hombre

V. Frankl